La boda de mi otra mitad.

Aún recuerdo la primera vez que ví a Ali en la preboda de otra de las “pericas” como cariñosamente nos llaman nuestros maridos, y pensé que chica más mona seguro que nos llevaremos bien. Y así quedada tras quedada llegó el segundo recuerdo claro que tengo de ella, pensé no quiero que desaparezca jamás de mi vida. Para mi ya no es Ali a secas para mi es Ali “mi familia”. He vivido la preparación de su boda con la misma ilusión que lo hice el día de la mía. Quizás con un añadido más, pues mi pequeño fue uno de sus niños de arras. Y aquí me encuentro junto a su otra mitad intentando contar con palabras la inmensidad de sentimientos que vivimos ese día.

Aprovechando la oportunidad que me brinda mi querida Mrs. Luna, voy a intentar transmitir cómo viví la boda de mi twin. La boda de mi otro yo y Javier. Adelanto que no será fácil, pues se trata de describir con palabras un sentimiento al que nunca hemos sido capaces de ponerle nombre.

Quizás antes debería explicar que somos de la generación de no separar a los mellizos en el colegio. De modo que nuestro vínculo, más allá del útero materno, se ha mantenido intacto hasta la fecha, con una única adversidad: hacerse mayor y encontrar otro alma gemela con el que predicar esa frase que tan bien nos define, “estar sin ti, es estar sin mí”.

Javier y Ali se prometieron en Mallorca, y nos dieron la noticia a través de una videollamda con unas caras tan emocionadas que sobraban las palabras.

Para el vestido su primera, y única, opción fue Carmen Maza. Sin duda, me quedo con la capacidad que tienen esas mujeres para captar la esencia de cada novia, y crear, en ese coqueto atelier, una mezcla de “sabemos lo que quieres, todo va a salir como esperas y vas a estar preciosa”.

De todas las pruebas, me quedo con la del mes de mayo en la que la vi con su practicamente acabado vestido de novia. Ya se intuía cómo iba a quedar, cómo iba a fluir la tela, la frescura al andar…y yo no podía dejar de mirarla, y llorar.

Para hablar del resto de profesionales que nos acompañaron aquél día basta con cerrar los ojos y empezar a escuchar la música de Carmen, la maquilladora. Tanto ella como el equipo de peluquería de Sara Delgado consiguieron crear un ambiente relajado y muy cercano en el salón de nuestra casa…¡incluso con Jose Bernal y su cámara reboloteando por allí!

Claro que se respiraban nervios, pero el exquisito orden de Carmen, el sosiego que desprende Sara, y las dulces palabras de ambas, hicieron que aquélla mañana estuviésemos realmente “como en casa”.

Los zapatos fueron de Uniqshoes, regalo de sus hermanas. Es una marca que ya conocíamos bien, pues nuestra hermana mayor se casó con unos ejemplares de esta firma, así que quisimos apostar de nuevo por la comodidad y la exclusividad que ofrecen al poder diseñarlos tú mismo.

Los pendientes, de Bluedoorgifts, fueron un regalo de su amiga Irene, su familia de Huelva, y no podían ser “más ella”.

Una de las cosas que más ilusión le hacía a Ali era salir de la que siempre será su casa en Estepona e ir caminando a nuestra Iglesia de los Remedios arropada de sus padres y hermanas, y recibiendo el cariño de las vecinas de toda la vida. Y así fue. Pero antes, quise regalarle el último brindis de soltera con todas nuestras amigas.

Cuando bajó a la calle, preparada para hacer ese paseíllo hacia la Iglesia, la estábamos esperando con botellines de cerveza y con las primeras lágrimas del día.Sólo por ver las caras de mis amigas al verla vestida de novia y con el ramo que ellas mismas le habían regalado, mereció la pena.

Si algo no podía faltar en la boda de mi hermana eran niños. La “seño Ali” tenía claro que su entrada en la Iglesia debía ir acompañada de risas, llantos y gritos de su particular “cuadrilla”.

Si existe un momento grabado en mi memoria fue la cara de emoción y amor contenida de Javi al verla entrar en la iglesia .

La ceremonia fue preciosa, y responsable en parte de ello fueron las voces de nuestra hermana mayor y Noelia, amiga de la familia. Ali sabía que Noelia cantaría en su boda, pues así se lo había pedido, pero no que nuestra hermana Cristina también la sorprendería con una versión de la canción “Me quedo contigo” de los chunguitos. Fue mágico. 

La celebración tuvo lugar en la paradisíaca Finca de la Concepción, donde, junto al equipo de catering Goyo, cuidaron hasta el último detalle para que todo estuviese perfecto.

Ali siempre había soñado, no sólo con su día, sino también con su año B, así que el tener que comenzar con los preparativos fue su gran aventura, y de verdad os digo que parecía haber nacido para ello. Cuidando hasta el más mínimo detalle, con su siempre presente Diario de la Novia de Petit Mafalda (regalo de la autora de este maravilloso blog), el resultado fue una boda que parecía haber sido organizada por la mejor de las wedding planner.

Otro momento que guardo con especial cariño fue la entrega del ramo. El verano antes de la boda, Ali me contó que tenía una promesa: entregarle a mi compañera de facultad y nuestra amiga Paula su ramo de novia si aprobaba la oposición de judicatura. Me lo contó para preguntarme si me importaría que no me lo entregara a mí, y la quise aún más. “

Admito que tengo debilidad por el baile de la novia con los padres, pero el recuerdo del mío, ya relajado, y tan emocionado bailando al ritmo de la banda sonora de La vida es bella, aún me sigue sacando sonrisas.

Si cierro los ojos, veo a Ali arrastrando a su ya marido al centro de la pista, con sus zapatillas Converse, bailando, saltando, girando sobre sí misma haciendo subir y bajar el vuelo de su vestido…y es que todos coincidimos en un mismo pensamiento: fue la novia más disfrutona, que, no dejándose llevar por protocolos, obligó a todo aquél que quiso felicitarla o fotografiarse con ella a acercarse a la pista y seguir el ritmo de la música.

El tocado con el que sorprendió en la fiesta cuando se soltó el pelo fue de las maravillosas Topitocados. Con una elaboración totalmente personalizada, pues con cada avance le enviaban una fotografía para que pudiese añadir, cambiar o suprimir cualquier detalle, para que así fuese perfecto. Como lo fue.Desde aquí te doy de nuevo las gracias Rocío, porque sin conocernos, confiaste en sus hermanas e hiciste lo posible para que se lo pudiésemos regalar y se llevase la sorpresa.

Así que sus amigos no pudimos hacer otra cosa que no fuese contagiarnos de esa necesidad por celebrar el amor, inundando de felicidad la Costa del Sol aquél 5 de octubre de 2019 que quedará para siempre en nuestras memorias.